No + sangre Tj
 

Actualmente México vive un quebranto generalizado de la legalidad y del estado de derecho, ya que el Estado ha sido incapaz de garantizar la paz en el territorio nacional. En menos de cuatro años de gobierno de Calderón ya son alrededor de 40 mil muertes, muchas de ellas ejecuciones extrajudiciales realizadas por las policías y el ejército. El país se encuentra en llamas.

Desde el inicio, el principal propósito de la ofensiva de Calderón ha sido el blindaje de un régimen debilitado en contra del descontento social. Esto se ha tornado tanto más urgente dado el carácter rampante de la crisis económica, cientos de miles de trabajadores han perdido sus empleos en meses recientes, se ha perdido el poder adquisitivo, y en 3 años de gobierno la canasta básica ha aumentado más de un 93%. 

En años recientes México ha experimentado crecientes tensiones sociales como resultado de un cuarto de siglo de privatizaciones masivas, destrucción de los servicios sociales, expulsión de los campesinos de sus tierras y otras manifestaciones de una ofensiva burguesa  contra los obreros y oprimidos.

Para mantener a la clase obrera y a los sectores oprimidos a raya, el recurso final del gobierno consiste en utilizar cada vez más al ejército, haciendo que México parezca cada vez más y más a las seudodemocracias militarizadas como la de Colombia.

La llamada “guerra contra las drogas” no es más que un disfraz con el que se pretende ocultar la guerra contra los pobres y los trabajadores. Al igual que la “guerra contra el terrorismo”, es una guerra contra nosotros. En el fondo se trata de derechos democráticos.

Nos pronunciamos por la eliminación de todas las leyes que proscriben o regulan el consumo o comercio de drogas. Al estado no le incumbe en lo absoluto qué es lo que cada quien haga con su propio cuerpo. Además, el que las drogas fueran legales eliminaría instantáneamente las bases económicas de los cárteles del narcotráfico, tal como la eliminación de la Prohibición del consumo de alcohol en los años 30 en Estados Unidos acabó de manera fulminante con los contrabandista de ron y whisky.  Para acabar con la violencia, las drogas deben legalizarse ahora.

 No debemos acostumbrarnos a que la muerte, la desaparición y la tortura, así como la injerencia del gobierno criminal de los Estados Unidos en nuestro país sean parte de nuestra cotidianidad (llámese “operación rápido y furioso, aviones tripulados y no tripulados, así como agentes estadounidenses en nuestro territorio, etc.). No debemos aceptar que la muerte sea presentada por este mal gobierno como una cifra más.  Son vidas que se pierden para siempre, dejando un terrible sufrimiento para cada una de sus familias y amigos.

Como escribió el periodista Pedro Miguel: “Dependerá de nosotros, deudos de una nación ensangrentada y desarticulada, que la náusea y la ira tomen un rumbo preciso de acción para detener el baño de sangre que padecemos por obra de los intereses imperiales y de sus socios y ejecutores locales”. ¡Es el momento de congregar el hartazgo nacional y decirle al gobierno y sus aliados que es hora de que se vayan todos! ¡Hay que echarlos, lo mismo que a todos los agentes estadounidenses!

Es necesario acabar de una vez por todas con el régimen capitalista en plena decadencia, que no promete a las masas más que desempleo, hambre y terror policiaco. La clave para librarnos de esta guerra se encuentra en la organización. Los invitamos a actuar.




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